Muchos lugares en Madrid son capaces de combinar historia, belleza, cultura y cotidianidad, y el Parque del Buen Retiro es un ejemplo de ello.
Para quienes viven en la ciudad, es una forma de evadirse del caos cotidiano, y para quien visita la Capital, es una sorpresa increíble. Detrás de sus paseos llenos de árboles, flores, y estanques, se esconde una historia fascinante, que lo hace más bonito si cabe.
Un jardín con historia
El origen de El Retiro se remonta al siglo XVII, cuando el Conde-Duque de Olivares ordenó la creación de unos jardines reales junto al Monasterio de los Jerónimos. El objetivo era ofrecer al monarca un lugar de retiro espiritual y descanso, alejado del bullicio que se respiraba en el día a día de la Corte. Y, así nació el Real Sitio del Buen Retiro, un complejo de jardines, estanques y hasta un teatro, concebido como lugar de ocio y arte para la nobleza.
Durante más de un siglo, el Retiro fue un espacio exclusivamente reservado para los miembros de la alta sociedad y de la monarquía, pero a lo largo del siglo XIX (cuando Madrid se empezó a convertir en un lugar más moderno) el parque se transformó y abrió sus puertas al público.
Desde entonces, el Retiro ha sido testigo de guerras, celebraciones, exposiciones, protestas y propuestas, y sobre todo, paseos entre la maravillosa naturaleza que lo rodea.

Pasear por el Retiro es recorrer una línea del tiempo, ya que cada rincón tiene una historia. Y, es cierto que el parque tiene algunas restricciones para celebrar eventos privados o comerciales, pero eso no impide que sea una fuente de ideas para quienes trabajan en eventos:
- Inspiración estética: la mezcla de estilos arquitectónicos, la colorimetría de sus jardines… Todo ayuda al diseño de un evento, sobre todo a un estilo más floral.
- Propuesta como experiencia: si el evento se celebra cerca del parque, una visita al Retiro puede formar parte del itinerario. Desde paseos guiados hasta pícnics informales. El Retiro ofrece el escenario perfecto para romper con la rutina.
El Retiro no ha dejado de evolucionar. A lo largo de los siglos ha sido real y hasta bombardeado. Y, finalmente, en el año 2021, fue reconocido como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Y, sin embargo, sigue siendo un lugar muy cercano que acoge a todo el que quiera disfrutar de él.
Es un lugar de primeras citas, de domingos en familia, de runners al amanecer, de artistas callejeros y hasta de músicos.